¡Compartir no es de hombres!
Parece que ya tengo mi fonera gratis, y eso que la pedí fuera de plazo. Cuando me preguntan amigos reales y virtuales por el proyecto FON, lo primero que transmiten es desconfianza. "¿Y porqué voy yo a regalar mi conexión a los demás?", dicen. Esta reacción es de esperar. En este nuestro país dominado por la cultura del pelotazo lo habitual es vanagloriarse de haber engañado a alguien, pero jamás de regalar o compartir nada. Y es que preferimos tirar un euro al Segura antes que dejarlo sobre el Puente Viejo. Pero aquí es distinto. Ya no se trata del vecino tonto, que no proteje su wifi con clave, sino que la libera conscientemente en un acto de generosidad (estoy seguro de que muchos "foneros" no tienen intención inicial de conectarse fuera de casa a otro punto fon). Se acabó el parasitismo y en consecuencia se acabó el regocijo propio derivado del descuido o la ignorancia del prójimo. Así, la satisfacción se reduce sólo al uso de su exceso de banda, que no es poco. Oye...!algo es algo¡. Supongo que Varsavsky y sus socios habrán tenido en cuenta este pequeño detalle que nos diferencia a los habitantes de estas tierras del norte de África de muchas otras poblaciones de primates frente al teclado.
En fin, que me alegro de que el proyecto esté siendo un éxito. Creo recordar que me toca ser el fonero 124 mil y pico, las promociones de foneras gratis seguro que continuarán, y el mapa fon vaticina que Murcia acabará plagada de cataratas de wifi cayendo por todos los balcones. Un primer paso para un definitivo momento, cuando todo el mundo abra su conexión, con fonera o sin ella, con Skype, Google u otros mercaderes de por medio o por fin, ¡dios mío!, sin ellos.
En fin, que me alegro de que el proyecto esté siendo un éxito. Creo recordar que me toca ser el fonero 124 mil y pico, las promociones de foneras gratis seguro que continuarán, y el mapa fon vaticina que Murcia acabará plagada de cataratas de wifi cayendo por todos los balcones. Un primer paso para un definitivo momento, cuando todo el mundo abra su conexión, con fonera o sin ella, con Skype, Google u otros mercaderes de por medio o por fin, ¡dios mío!, sin ellos.