La policía alienta a los ciudadanos a abalanzarse sobre las autoridades
Este sería el probable título efectista de esta nota si fuera “meneada”. Me ha pasado a mi, este mañana, y aclaro que soy el ciudadano. Se celebraba la inauguración del tranvía de Murcia, un pepino rojo del tamaño de dos autobuses convencionales que no lleva a ninguna parte y nos ha costado 22 millones de euros. Frente a la carpa donde se regocijaban de sus negocios nuestros mandamases se desarrollaban dos actos de protesta. Por un lado un grupo numeroso de vecinos de Los Martínez del Puerto montaba la bronca porque no desean que los aviones del futuro e inútil aeropuerto de Corvera pasen por encima de su cabeza. Por otro lado, otro grupo exigía que se cumpliera la promesa de la inclusión de un carril bici en el citado proyecto del trenecito. Con alegría me he unido a este segundo grupo, con un potente pito del Entierro de la Sardina y un cartelito que decia: ¡CARRIL BICI YA!. Al colocarlo entre mis manos y frente a las narices de uno de los policías que custodiaban la carpa he conseguido atraer la atención de la prensa con más fuerza que un posado de la Obregón. Espero que la pitada haya reventado el acto pues para eso estábamos allí. Al salir el alcalde Miguel Ángel Cámara con un pequeño séquito de cortesanos, los del Campo (de vuelo) de Cartagena se han abalanzado sobre ellos. La reacción de la policía ha sido lenta, por no decir inexistente y eso me ha extrañado. Una señora muy emperifollada abandona el grupo de falderillos del alcalde y me dice, airada:
-¿Cuánto te pagan por hacer esto?
Y yo le contesto:
-No me pagan nada. ¡Eso me permite la libertad de protestar por lo que me salga de los cojones!.
Me da la espalda la pepita ,se me acerca un policía que presenció la pequeña disputa y pensé que me comería un bocadillo de chorizo en comisaría. Pero no, para mi sorpresa el policía me achucha para que siga mi persecución al alcalde diciéndome:
-Tírale, hombre, tírale....(que en el lenguaje de mi tierra viene a ser algo asi como “¡Dale caña al mono!). Estoy empezando a tener fe en la figura del policía amigo, de verdad.
Maravillosa mañana de domingo hasta ese momento. Pero todo no podía ser tan bonito. Una vez concluida la fiesta y con los ánimos más calmados va un amigo y me presenta a un abogado. Eso era suficiente para reventar ahora mi felicidad pero en vez de permanecer en silencio, el oportunista pone todo su ímpetu en explicar que ha estado a punto de ponerse una camiseta y pitar tan fuerte como nosotros, pero al final se ha decidido por la chaqueta, que casualidad. Dijo que sentía un “acérrimo acercamiento” a nuestra postura y bla bla bla mientras iba incluyendo en su verborrea pseudoconservacionista algunas maravillosas perlas del estilo “tengo uno de los mejores despachos de abogados de Murcia” o “disfruto de un alto nivel económico”. A pesar del concurso de tontos, hoy ha sido un dia casi perfecto.
(no querías comentario, pues toma comentario)